lunes, 7 de mayo de 2012

Para ser madre...

Para ser madre no son suficientes nueve meses para garantizar una maternidad sana y feliz. Puede ser que biológicamente la mujer esté madura para concebir un hijo,  pero la formación va  más  allá. No basta un óvulo fecundado en las mejores condiciones, es necesario concebir primero en el alma y en el corazón., allí deben  anidar los valores perennes que  han de acompañar  al hombre y a la mujer a  lo largo de su existencia. Por eso cuando alguien pregunta cuánto tiempo es necesario para la formación de un  hijo,  yo le digo. Toda la vida, por  eso  hay que pensar mucho antes de  procrear   un ser  que no ha pedido venir  a este mundo.
 Hoy, día de la madre, felicitamos a todas aquellas  mujeres que han asumido  con amor y responsabilidad  el don de la maternidad.   Por eso, desde  hoy, toda mujer que quiere  sentirse bendecida y elegida para ser madre debe cuidar: Sus manos, mantenerlas puras y limpias para poder acariciar y bendecir a su futuro hijo. Que  nunca  ellas toquen nada impuro ni manchado.
Sus pies deben caminar siempre por  el sendero del bien, por  caminos justos y rectos por  donde en  un futuro puedan conducir  sin  dudas ni temores a  sus  hijos.
Su mirada debe ser limpia,  transparente como un lago en donde se refleje la bondad de Dios.
Sus labios solo deben  pronunciar palabras de verdad, que nunca haya en su boca mentira ni engaño, tampoco palabras  vulgares, porque  el eco de  sus  frases quedará  grabado en la distancia.
Que  su mente  esté  siempre llena de armonía y equilibrio; que en ella aniden las mejores ideas; que más  tarde, con el tiempo  los ojos de sus hijos  puedan asomarse a las ventanas de alma y allí puedan ver las más consolidadas  virtudes.
 Que  su vientre  esté  siempre  sano y puro, para  cuando Dios quiera que  allí germine la vida.
 En este día en el cual el comercio aprovecha para vender los mejores regalos que solo las madres  ricas reciben,  quiero hacer llegar mi mensaje a las madres del presente y de futuro, a las jóvenes que por primera vez acunan en  su vientre la pujante vida;  a quienes  ya han vivido esta  hermosa experiencia y a las que aún sueñan con prolongar la vida dentro de su ser.
¡Felicidades para todas!  Que Dios y la Santísima Virgen, modelo de madre, las abrigue con su manto de amor y les  ayude  a cumplir su más genuina y auténtica Misión de Madres.     
   Sor Nubia Marín. OP.

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